abril 21, 2014

¿Alguna vez lo habéis amado todo de alguien?  El hecho de que siempre se deje un poco de pasta de dientes en los labios después de lavárselos, que cuando estas enfadado te mire desde abajo o desde arriba y sonría, primero con los ojos y después con la boca, desarmándote.  

                                                  

Amado la manera que tiene de despertarte, de decir tú nombre, incluso la forma de cerrar la puerta al irse de casa. Amar hasta la manera que tiene de girarse al oír tu voz o sus diez sonrisas entre las cuales no tienes preferencias porque son todas suyas y ya solo por eso valen la pena. Amar que se deje la tapa del WC abierta o que no cierre la persiana al acostarse, que te quite media manta en las noches de invierno y que sonría mientras te bese. Amar sus besos, todos sus besos y conocer su boca mejor que tu barrio. Amar la simple tontería de despertarte a  las tantas madrugadas y ver que sigue leyendo esa novela de la que siempre le hablabas y también amar las lágrimas que le ruedan por las mejillas cuando ve esa película que tanto le gusta. Amar su letra en las notitas de la nevera y sus regalos de cumpleaños. Amar a rabiar esos montajes en San Valentín o en vuestro aniversario, esas bobadas que siempre te esperas y que siempre te sorprenden. Amar el simple hecho de que suene su despertador y se quede cinco minutos más en la cama abrazándote por debajo de las sábanas.  Amar los recuerdos que fabricáis juntos cada vez que salís a la calle. Amar cuando sin más razones te coge la mano y te grita que te quiere. Amar el color de las calles cuando está en ellas. Amar sus mejillas rojas cuando lo haces avergonzarse de sus canciones de ducha. Amar el saber que llegaras a casa y si el día es malo, cambia y es bueno, y si el día era fumable, también cambia y se convierte en insuperable, porque él te espera a la otra parte de la puerta  con bienvenida-a-casa. Amar hasta la maleta que viste hacer en la última discusión. Amar ese último adiós y seguir amando esas palabras y promesas que se quedaron en el aire y que el viento hizo desaparecer.
                                         
Amar los te quiero y los idiota que siguen a los no sé qué hacemos juntos y a los no sé qué nos está pasando.  Porque si no habéis amado no sabréis de qué hablo, pero si lo habéis hecho, justo en este momento estás recordando a esa persona por la que hubieras dado a la vida a cambio de volver a amarla un segundo más.
                                                         


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